El lenguaje puede ser entendido como un cuerpo: su ritmo, sonoridad y visualidad en la escritura traducen su vitalidad y dinamismo. La poesía, como instancia que explora los límites del significado, es un lenguaje que cuestiona su propia función representativa y la razón. Pone de relieve al lenguaje mismo. En este camino, la poesía también convoca el cuerpo del sujeto mediante la percepción de su visualidad, la sensorialidad y, en especial, el ritmo.

Esta sublínea recoge reflexiones acerca de la experimentación del lenguaje en la poesía. Se propone entenderlo como un cuerpo a través de ejercicios visuales y sonoros. A través de su materialización en la escritura poética y su visualidad en la página, se estudia las formas en que el cuerpo deviene en aquello que estructura el lenguaje.

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